miércoles, 25 de noviembre de 2009

¡¡¡NOS VAMOS DE EXCURSIÓN MAÑANA!!!...yo nerviosa



Tabernas y tapas de Madrid

¿Sabías que en Madrid ya había tabernas en la Edad Media? ¿Sabías que no cerraban sus puertas hasta las dos de la mañana? ¿Sabías que los personajes habituales de estos establecimientos eran en su mayor parte prostitutas, ladrones y trasnochadores varios? ¿Y que la sana costumbre del “tapeo” la implantó un rey como ley obligatoria? Si además de todas las respuestas a estas preguntas, quieres saber lo que es un chigre, la “limoná” o un “meatilas”, ven con nosotros a pasear por las calles de Madrid, en esta ruta en la que, además de descubrirte las tabernas más antiguas de la capital y contarte sus particulares historias, haremos por la vida probando tapas y sus correspondientes “bajativos”.

Antes de empezar a pasear, nos encomendamos a Baco, Dios de regocijo y de los caldos espiritosos que lo provocan.

En cualquier caso, no creas que en este paseo nos limitaremos a brindar y a entonar cantos regionales… No. Lo cierto es que sí brindaremos. Varias veces. Pero por una buena causa: la Historia, que iremos recordando de taberna en taberna.

Queremos dedicar este paseo a los que nos acompañáis, para ver si, entre todos, podemos conseguir que no desaparezcan las tabernas ni la especie en peligro de extinción en que ya os habéis convertido: los mozos tabernarios.

Apuntes artísticos.
Las características artísticas de una taberna tradicional madrileña son las siguientes:

La puerta: Siempre en madera sólida y pintada de rojo púrpura, el color del vino tinto.
El letrero: Con el nombre del tabernero y el número de la calle.
El local: De tamaño reducido y con algunas mesas, bancas corridas y taburetes. Las mesas eran pequeñas, de madera de nogal y redondas. En el siglo XIX es cuando aparecen mesas como pequeños veladores redondos, hechos en mármol y con las patas en forja.
El mostrador: O barra. Es el centro de gravedad de la taberna. El frontal era de madera tallada o de cerámica artística
La pila: Era de estaño. Contaba con un fregadero llamado lebrillo, en el que se lavaba la cristalería y se mantenían frescas las típicas frascas cuadradas.
La grifería: Presidía la pila y solía estar rematada por una estatuilla. Solía haber cinco grifos: uno, para el agua del canal, otro, para la cerveza, otro, para el seltz, otro, para el agua carbonatada y ¿el quinto?
La pintura: Este dato es importante, porque las paredes se pintaban una vez; al inaugurarse el local, y ya nunca más.
La caja registradora, el reloj (casi siempre, parado) y los diversos adornos y colgajos colocados por todo el local: motivos taurinos, un calendario, una “porra”, etc.
La doble ventana: En la que se mostraban las viandas alusivas al menú del día.
El patio posterior: En el que se almacenaban los pellejos, cada uno con capacidad para unos doscientos litros de vino.
Los azulejos repartidos por los zócalos o en la fachada: Algunos de ellos con refranes y dichos del tipo:

Bebe vino añejo y te relucirá el pellejo
Aceite, vino y amigo, antiguo
En este mundo mezquino, cuando hay para pan no hay para vino
Dijo el mosquito a la rana: más vale morir en el vino que vivir en el agua
Aunque me duelen las piernas, bien visito las tabernas

La mascota: Un gato.
Higiene y limpieza: no siempre la más adecuada, salvo en el bebercio y en el “comercio”.

Las tabernas.

1.Casa Ciriaco (C/ Mayor, 84) – 1897. Atentado Alfonso XIII (31/05/1906). Visitantes: Zuloaga, Ortega y Gasset, Gregorio Marañón. Cerca. Fabada nocturna. Atención: DOBLE VENTANA y LOCAL
2.Casa Paco (Plaza de Puerta Cerrada, 11) – 1870. Mentidero popular. Genuinos medidores. Vino Valdepeñas de Bodegas Antonaya. Salida del entierro de la sardina. Contratación de obras. Visitantes: Ava Gardner y Hemingway. Atención: MEDIDORES Y PILA
3.Casa Antonio (C/ Latoneros, 10) – 1890. Matías y yerno. Atención: NOMBRE
4.El as de los vinos o La casa de las torrijas (C/ Paz, 4) – 1907. Atención: COLOR ROJO
5.Casa Labra (C/ Tetuán, 12). 1860 - La Busca, de Pío Baroja. PSOE. Atención: MADERA
6.Casa Alhambra (C/ Victoria, 9) – Atención: AZULEJOS
7.La oreja de oro - Donde se consuelan con el lóbulo porcino los diestros que no cobraron la mirla del morlaco en el albero.
8.El abuelo – Vinillo de Alicante.
9.Casa Alberto (C/ Huertas, 18) 1827 – Barra semi-hundida. Taquillas para la clá del teatro. Visitantes: Cervantes y siglo de oro en general. Atención: PILA, FRASCAS, GRIFERÍA, FUENTE, MESAS, CAJA REGISTRADORA y BARRA

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“… y luego fuimos a Roma, de donde oyendo de nosotros los hermanos, salieron a recibirnos hasta el Foro de Apio y las tres tabernas”


En Madrid, ciudad bravía,
que, entre antiguas y modernas,
tiene trescientas tabernas
y una sola librería


“Había mozos de Flandes con tizona y coleto, recueros desocupados, escuderos, tagarotes, hidalgos traspillados de almidón y de remiendos, capigorrones, cereros y caballeros del milagro, rufianes adolescentes y viejos matachines cubiertos de costurones con chafarate y daga


Hacen hoy amistad nueva,
más por Baco que por Febo,
don Francisco de Que Bebo
y Félix Lope de Beba

viernes, 6 de noviembre de 2009

NOS VAMOS DE EXCURSIÓN...

Burlando a la parca, de Josh Bazell






Josh Bazell es una nueva apuesta de la editorial Anagrama. “Burlando a la Parca” (Beat the Reaper), es el primer libro de este autor norteamericano que se ha convertido en un auténtico “best-seller” en su país.
«Es la pesadilla de un hipocondríaco y el sueño de todo lector» (Ron Charles, The Washington Post); «La combinación de “House” y “Los Soprano” me mantuvo pegada a las páginas… Una novela policíaca que hace estallar los límites del género, muy original, muy divertida, y muy negra» (Jessica Mann, Literary Review). Son algunas de las críticas que han podido leerse en la prensa de EE.UU.
Josh Bazell es médico, doctor en medicina por la Universidad de Columbia, y su pasión es escribir, licenciado en filología inglesa y escritura por la Universidad de Brown. Actualmente es médico residente en la Universidad de California y su libro lo escribió durante el tiempo que le permitían las prácticas en un hospital.
En “Burlando a la Parca”, Josh Blazell, ha unido sus dos grandes aficiones, la de escritor y la de médico, para configurar un relato original y distinto. Es este libro se combinan el trhiller y el humor, la ciencia y el surrealismo, el suspense y los giros inesperados, todo ello a partes iguales, consiguiendo unos resultados fantásticos, sin dejar de lado los componentes literarios de una novela policíaca clásica.
El relato nos presenta a un antiguo criminal mafioso que ha aprovechado el programa de protección del FBI para estudiar medicina y cambiar radicalmente de profesión. De quitar vidas a intentar salvarlas, para lo cual emplea métodos, a veces, no del todo ortodoxos.
El protagonista se llamaba Pietro Brnwa y, en su nueva identidad, pasa a ser el Doctor Peter Brown. Su nueva vida profesional se desarrolla en un pésimo y desastroso hospital de Manhattan, donde, si es necesario, utiliza su corpulencia y su conocimiento de las artes marciales, aunque tiene un talento natural para la medicina. Es deslenguado, saludablemente cínico y muy forzudo.
Sin embargo el pasado no perdona y llega al hospital un paciente con cáncer de estomago, al que le han diagnosticado tres meses de vida, que resulta ser otro mafioso que reconoce al doctor.
El nuevo paciente le propone un trato, si le salva la vida, no lo denunciará a sus antiguos jefes, pero si falla, a sus socios les faltará tiempo para coger el teléfono y empezar a hablar.