jueves, 10 de septiembre de 2009




Jueves, 10 de Septiembre

El nombre del viento, de Patrick Rothfuss

Trabajar en una biblioteca tiene la ventaja de que oyes a mucha gente hablar de libros. Y a veces, te sorprende encontrarte con un libro que rompe los patrones habituales: “El nombre del viento” de Patrick Rothfuss es una ópera prima de un autor desconocido. Además, pertenece al género fantástico, del que mucha gente tiene prejuicios. Y sin embargo, es un libro que está teniendo muchísimo éxito entre los lectores de todo el mundo.

La primera persona que me habló de este libro fue una compañera de trabajo. La editorial le envió un ejemplar antes de que saliera publicado, y se lo fue leyendo poco a poco, dosificándoselo, para disfrutarlo durante más tiempo. A ella no le atrae en absoluto el género fantástico, y aún así, este libro le ha encantado. Un poco más adelante explicaré el por qué.
Mi principal recelo era que la crítica internacional ha sido unánime: Todos lo consideran una obra maestra, atreviéndose a compararlo incluso con Tolkien. Yo soy fanático de la literatura fantástica, y no creo que nadie haya llegado nunca ni a una décima parte de lo que consiguió “El señor de los anillos”. Me temía que fuera más una estrategia de marketing que una realidad.
Pero hubo un detalle que me hizo decidirme a leerlo. Este trailer que tenéis a continuación. Después de verlo, sentí un fuerte escalofrío, y pensé que quizá me arrepentiría si no descubría por mí mismo cuánto había de verdad en todos los halagos que me habían llegado de este libro.
Así que me leí el libro. Tardé 4 días en acabarlo. El ritmo de la narración es bestial, increíblemente fluído. Muchos de los capítulos terminan en el punto álgido de la acción, así que te obliga a continuar un poco más para saber lo que ocurre a continuación. Entre la aventura principal, hay pequeños interludios que aderezan perfectamente la historia con la vida del héroe una vez que se ha retirado de las aventuras, y vive como un simple posadero. El resultado: No puedes parar de leer, a no ser que tengas una voluntad férrea, o que te quedes dormido después de una sesión maratoniana de lectura.
El contenido es muy bueno. Como era de esperar, no está a la altura de Tolkien en cuanto a originalidad o elaboración, pero aún así la trama es muy interesante, con buenos ingredientes y bien montados. No puedo evitar la analogía culinaria: Para mí, “El nombre del viento” es como una hamburguesa casera bien elaborada: Unos cuantos ingredientes frescos, bastante básicos, bien preparados y de buena calidad. El resultado: un plato excelente, jugoso, muy apetitoso, y que devoras con ansiedad, probablemente a la altura de cualquier plato de alta cocina.
El protagonista tiene un carisma arrollador, y parece lógico que acabe convirtiéndose en una leyenda. Sus capacidades y virtudes están por encima de la media, pero no es el típico héroe todopoderoso que consigue todo lo que se propone: Le veremos fracasar, llorar, ser herido y vencido. Es un héroe humano, con sus defectos y virtudes, sus logros y fracasos.
El libro narra básicamente su infancia y juventud: sus orígenes familiares, sus primeras vicisitudes, su enfrentamiento contra el mundo hostil, su ingreso en la universidad, y su vida sentimental. Nada que no hayas podido leer en muchas otras novelas, pero Rothfuss ha sabido darle un toque tan personal, que parece totalmente original, y supera con creces a casi todos sus antecesores en el género.
Yo creo que el éxito de esta novela es que ha sabido reducir las dosis de fantasía al mínimo; lo suficiente para que cualquier aficionado al género se sienta satisfecho, pero permitiendo que las personas que normalmente no leen este tipo de literatura se sientan cómodas leyendo el libro. El mundo fantástico creado por Rothfuss es perfectamente creíble, apto para fanáticos y detractores del género.

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